Tipos de
Asesoría Ética
Asesoría indirecta, cuando se realiza en la empresa pero con carácter
general, sin tener en cuenta los problemas concretos y sus condicionamientos.
Asesoría directa se ocupa de ayudar al empresario en la toma de decisiones en circunstancias
dadas y particulares.
Código ético
El
Código ético debe definir la
personalidad de la empresa, el proyecto que constituye su carta de presentación
ante el mercado, la sociedad y sus propios miembros. Presentar, en definitiva,
un marco de referencia común.
Aspectos de un Management ética de
la empresa
El management de la ética tiene en dos ideas.
La ética se refiera a principios y valores que guían a un individuo u
organización. La administración se refiera a la gestión, particularmente de las
finanzas y bienes. Esto quiere decir que el administrador está a cargo de
empleados y d el lugar de trabajo o las finanzas pertenecientes a los
accionistas. Entonces, la idea de ser un administrador ético quiere decir tomar
las riendas de una organización, o finanzas, siguiendo una seria de principios
y valores. El management de la ética tiene un número de aplicaciones
prácticas en el lugar de trabajo. Primero, los patrones preocupados por la
administración ética deben pagar sueldos justos a sus trabajadores. También
tienen que exigir horas de trabajo y tareas justas a sus empleados. Además, los
empleados deben tener el derecho de acercarse a sus patrones con requerimientos
y asuntos; sintiendo que están siendo escuchados. Como parte de su
responsabilidad con los accionistas, los administradores éticos de una
corporación deben ser honestos, justos y procurar tomar decisiones que
beneficien a todos los accionistas. A menudo, no hay respuestas fáciles
para todos los problemas del lugar de trabajo. El mejor acercamiento para ser
un administrador ético es ser abierto, honesto y colaborar con empleados y
accionistas.
LECTURA FINAL
DE LA MATERIA
Opinión -
13 julio, 2014 | 12:00 AM
Por: Mons.
Baltazar Enrique Porras Cardozo,
Arzobispo de
Mérida
La realidad y el pragmatismo llevan al ser humano a justificar su modo de
pensar y actuar, más allá de cualquier prescripción. Por eso, es necesaria la
existencia de leyes extrínsecas, pensadas y aprobadas para el bien común y no
el particular; y la obligatoria existencia de poderes públicos autónomos para
que la impunidad y el abuso del poder no se conviertan en la norma de quien
tiene la sartén por el mango. La existencia de una ética civil no es solo un
buen deseo, sino una exigencia de la justicia. Es el mínimo moral común
aceptado por el conjunto de una determnada sociedad dentro del legítimo
pluralismo moral. Queda claro que no es la imposición de una mayoría sobre el
resto y mucho menos que se exija que todos entren por un único carril: el
pluralismo moral no quiere decir que cada uno haga lo que quiera, sino que se
llega a consensos mediante un pacto social, una racionalidad que no puede
apoyarse en cosmovisiones totalitarias.
La reciente polémica pública en la que se acude al principio de que la
lealtad obliga a dejar la crítica de lado o hacerlo en privado para no ser
tildado de traidor, es un llamado al encubrimiento y a tapar los males, que por
ser públicos o tocar los intereses de la sociedad, no pueden ni deben ser tapados
por la complicidad o el silencio.
Lealtad proviene del latín “legal”. Es el cumplimiento de lo que exigen las
leyes de la fidelidad, las del honor y hombría de bien. Sus sinónimos son
verdad, realidad, rectitud, firmeza. Lo que tiene que ver con el colectivo, con
la sociedad, no se puede tratar a puertas cerradas. El destinatario tiene
derecho pleno de saber qué y cómo actúan los que dicen trabajar para el pueblo.
Encubrir es mentir, favorecer la impunidad y alentar la corrupción que como un
cáncer se multiplica en todos los entresijos del poder.
Los que ejercen el poder se ufanan de tener el monopolio de una moral
superior en torno a la vida social y política. Los hechos indican que las cosas
van por otros derroteros. Quienes deben dar ejemplo se esconden bajo las alas
del poder para delinquir. Con el Eclesiastés afirmamos: “otra cosa observé bajo
el sol: en el lugar de la ley, está el delito; en el tribunal de la justicia,
la maldad. El que codicia el oro no quedará sin castigo, el que ama el
dinero se extraviará por él” (3,16; 31,5).