Asesoría
ética
Como en toda
asesoría se trata de la actividad realizada por un experto con el fin de
aconsejar a la empresa a partir de sus conocimientos específicos y a instancia
de aquella, para orientar la toma de decisiones correctas y legítimas en los
diversos ámbitos de su actividad empresarial. El objetivo y rasgo fundamental
de la asesoría ética es la mejora de las buenas prácticas empresariales. Una
buena práctica se refiere al cumplimiento de las expectativas legítimas
depositadas en la empresa, que tienen que ver siempre con el respeto a la
dignidad de las partes implicadas, o intereses generalizables. La empresa
fiable es aquella que cumple con las expectativas legítimas depositadas en su
actividad y de las que depende su legitimidad social.
Niveles
de la Asesoría ética
1. El estudio de la
estructura general del ámbito moral en contextos diversos.
2. El estudio de
las teorías éticas que dan razón de los principios de actuación y sus
contextos.
3. El análisis de
la competencia proporcionada por la ética aplicada, consistente en la
realización práctica de cada caso concreto de las ideas morales, de acuerdo con
el sentido o bien interno que la justifica.
4. Conocimiento del
trasfondo hermenéutico (de análisis de los niveles de argumentación y
deliberación), del contexto para el que la aplicación es un momento de la misma
compresión de la realidad social.
La
Empresa como institución social
La empresa, además de ser una célula
económica, es una célula social. Está formada por personas y para personas.
Está insertada en la sociedad a la que sirve y no puede permanecer ajena a
ella. La sociedad le proporciona la paz y el orden garantizados por la ley y el
poder público; la fuerza de trabajo y el mercado de consumidores; la educación
de sus obreros, técnicos y directivos; los medios de comunicación y la llamada
infraestructura económica. La empresa recibe mucho de la sociedad y existe
entre ambas una interdependencia inevitable. Por eso no puede decirse que las
finalidades económicas de la empresa estén por encima de sus finalidades
sociales. Ambas están también indisolublemente ligadas entre sí y se debe
tratar de alcanzar unas, sin detrimento o aplazamiento de las otras. Así pues,
una adecuada concepción de los que es una empresa exige ampliar el concepto de
la misma para incluir en él los aspectos que se encuentran más allá del
legítimo fin económico.
En tanto que institución económica la
empresa es una institución social y una institución social que está
construyendo la sociedad y el mundo en que vivimos. Es desde esta concepción
desde la que se pueden exigir ciertos comportamientos y responsabilidades a las
empresas.
El primer ámbito de actuación de la
empresa es el mercado, que es el modo en que la sociedad decide responder a las
preguntas de qué bienes producir, cómo producir dichos bienes y para quién
producirlos. El mercado es la herramienta que la sociedad utiliza para
redistribuir recursos. Cómo institución social, al igual que todas las demás
instituciones sociales, la empresa debe proteger la integridad y dignidad de
los ciudadanos.
La pregunta por el papel de la empresa o
del mercado en el sistema social es, de hecho, una pregunta “política”. Parte
de la base que la empresa no es una institución “neutra”, independiente de la
estructura social. Por el contrario, está inserta en la sociedad e implicada en
su construcción, a la vez que esa misma sociedad incide sobre la empresa. Hay
una verdadera interacción entre empresa y sociedad. Ello implica asumir que la
empresa no solamente tiene poder económico. La empresa ayuda a configurar el
modelo de sociedad. Por ello es pertinente la pregunta por el modelo de empresa
que queremos potenciar, pregunta que está en íntima relación con la pregunta
por cuál es el modelo de sociedad más acorde con un vivir más justo y
equitativo.